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lunes, 11 de diciembre de 2017



AÑORANZA



En las alas del olvido
te lance un día a volar.
Un día de primavera
tan triste, tan fugaz.
Te vi partir cual ave
que en su peregrinar
busca ansiosa un refugio
para poder amar.
Triste y sola me quede,
y en mi soledad
ansiaba que volvieras
para no irte jamás.

Nancy Aguilar Quintero


martes, 31 de octubre de 2017


ADORMECIDA                     

Larissa caminaba descalza
por la desierta playa
de  arenas blanquecinas.

Miraba  el infinito
y sus grandes ojos negros
llenos de lluvia y angustia
solo veían la tristeza del ocaso
y el vaivén del oleaje.

Sintiendo aquellos
granos de arena
pequeñísimos penetrando
sus pies mojados
que le producían
una sensación indescriptible
entre desasosiego y paz.

No pensaba,
solo sentía la brisa
hiriéndole la cara
y el olor penetrante
a mar llenando
sus pulmones.

Recostó su cansado
y aletargado cuerpo
sobre una roca inmensa,
mientras el sol era apenas 
ya un pequeño
semicírculo ardiente
perdido en el horizonte.

Nancy Aguilar Quintero

Septiembre, 2011




DESORIENTADA


Eran las ocho de la noche y Camila apresuró el paso por aquella calle solitaria. La mayoría de las casas estaban derruidas y en escombros ya que la municipalidad había decidido remodelar varias manzanas porque eran viviendas de muchos años y le daban un aspecto muy feo a la ciudad. Sentía miedo y escalofríos al pasar por allí pero era el único camino viable para llegar a la autopista y tomar el autobús que la conduciría a su hogar. Estudiaba computación e inglés por las noches en un instituto del centro de la ciudad y su propósito era culminar los estudios para poder ascender en su trabajo. Era recepcionista en una entidad bancaria de gran prestigio y aspiraba a un mejor puesto. De pronto sintió un leve ruido, como pasos muy tenues pero persistentes detrás de ella, y no se atrevió a voltear ya que estaba casi paralizada de terror. Alguien la seguía y ella no sabía con qué intenciones. Aquel vecindario se había convertido en un sitio muy inseguro, sobre todo de noche. En un momento pensó que eran ideas suyas, ya que el pasar por esa calle, muy solitaria y con la mayoría de las casas deshabitadas, le producía temor. Se encomendó a las ánimas del purgatorio y a su Ángel de la Guarda siguiendo los consejos de su madre que siempre le decía que en caso de sentir peligro les rezara y que eran muy milagrosos. De pronto vio que una de las casas estaba iluminada con bastante gente afuera y adentro y, sin pensarlo dos veces, entró. Era un velorio. Se sentó al lado de una señora que rezaba cabizbaja un rosario y esperó un buen rato tratando de tranquilizarse ya que estaba muy nerviosa y asustada. Transcurrió como una hora y algunas personas comenzaron a marcharse caminando hacia la autopista. Ella se fue junto a ellas pero ni siquiera miró sus caras, prometiéndose que al día siguiente en la mañana pasaría por esa calle antes de llegar a su trabajo. Quería hacer una oración por el difunto o difunta en agradecimiento a que la hubiese librado de quién sabe qué percance. Llegó a la casa y solo consiguió ruinas, allí no había nadie y se notaba que la habían desocupado hacía tiempo. Camila no salía de su asombro. Preguntó a un señor de un quiosco cercano que vendía café y periódicos. El hombre le dijo que, según contaban por ahí, en esa casa había vivido hacía años una señora muy caritativa y generosa. Cuando murió, mucha gente vino a sus funerales para agradecerle sus favores. Camila quedó muy desconcertada pensando en qué acertados y precisos son los consejos de una madre.
NANCY AGUILAR QUINTERO

Venezuela 

PLAN FALLIDO #carnavalesdecuento

Alina se despojó del disfraz de Gatúbela, entallado a su cuerpo. Impotente,  con los ojos anegados de lágrimas y tristeza, pensó en su plan de conquista en la fiesta de carnaval del Gym. ¡Su famoso plan no había surtido efecto! Julián solo tenía ojos para Nadia, a quien todos consideraban tan poquita cosa, bajita, pelo corto y hasta feíta. ¡Pero así es el amor! Su flecha va dirigida a cualquier desprevenido y no se detiene hasta conseguir su objetivo: ver sangrar el corazón. Recordó el refrán de su abuela, “la suerte de la fea, la bonita la desea”

Nancy Aguilar Quintero

A MÍ PAPÁ EN SU DÍA (poema infantil)


Que palabra más hermosa
en los labios de los niños.
Esa palabra es ¡Papá!
a quien le doy mi cariño.

Cuando vas para el trabajo
te pido la ¡Bendición!
y me siento protegida
porque tú me das tu amor.

A mi padre yo lo adoro,
lo amo mucho y me consiente.
Cuando yo lo necesito
Él siempre está muy presente.

En mis juegos, en mis risas,  
En la mesa bendiciendo mi alimento
y al acostarme en las noche
rezamos el Padrenuestro.

Nancy Aguilar Quintero, junio 2012


lunes, 30 de octubre de 2017


LA AUSENCIA DE UN PASADO
Microrrelato

Lo primero que vio Eva al bajar del autobús fue su antigua casa y el campo repleto de alegres flores amarillas que anunciaban la primavera. ¿Que venía a buscar después de veinte años de ausencia? No lo sabía con certeza. Dejar a sus padres, a su hijo recién nacido, todo por vergüenza y cobardía y no defenderse de quienes la juzgaron y señalaron sin piedad. El fardo del remordimiento hacía lento su paso. La voz de un joven, alto, fornido, de inmensos ojos tristes la despertó de su letargo. —¿Qué desea la señora,… a quién busca?

Nancy Aguilar Quintero

martes, 17 de octubre de 2017




DESORIENTADA

Eran las ocho de la noche y Camila apresuró el paso por aquella calle solitaria. La mayoría de las casas estaban derruidas y en escombros ya que la municipalidad había decidido remodelar varias manzanas porque eran viviendas de muchos años y le daban un aspecto muy feo a la ciudad. Sentía miedo y escalofríos al pasar por allí pero era el único camino viable para llegar a la autopista y tomar el autobús que la conduciría a su hogar. Estudiaba computación e inglés por las noches en un instituto del centro de la ciudad y su propósito era culminar los estudios para poder ascender en su trabajo. Era recepcionista en una entidad bancaria de gran prestigio y aspiraba a un mejor puesto. De pronto sintió un leve ruido, como pasos muy tenues pero persistentes detrás de ella, y no se atrevió a voltear ya que estaba casi paralizada de terror. Alguien la seguía y ella no sabía con qué intenciones. Aquel vecindario se había convertido en un sitio muy inseguro, sobre todo de noche. En un momento pensó que eran ideas suyas, ya que el pasar por esa calle, muy solitaria y con la mayoría de las casas deshabitadas, le producía temor. Se encomendó a las ánimas del purgatorio y a su Ángel de la Guarda siguiendo los consejos de su madre que siempre le decía que en caso de sentir peligro les rezara y que eran muy milagrosos. De pronto vio que una de las casas estaba iluminada con bastante gente afuera y adentro y, sin pensarlo dos veces, entró. Era un velorio. Se sentó al lado de una señora que rezaba cabizbaja un rosario y esperó un buen rato tratando de tranquilizarse ya que estaba muy nerviosa y asustada. Transcurrió como una hora y algunas personas comenzaron a marcharse caminando hacia la autopista. Ella se fue junto a ellas pero ni siquiera miró sus caras, prometiéndose que al día siguiente en la mañana pasaría por esa calle antes de llegar a su trabajo. Quería hacer una oración por el difunto o difunta en agradecimiento a que la hubiese librado de quién sabe qué percance. Llegó a la casa y solo consiguió ruinas, allí no había nadie y se notaba que la habían desocupado hacía tiempo. Camila no salía de su asombro. Preguntó a un señor de un quiosco cercano que vendía café y periódicos. El hombre le dijo que, según contaban por ahí, en esa casa había vivido hacía años una señora muy caritativa y generosa. Cuando murió, mucha gente vino a sus funerales para agradecerle sus favores. Camila quedó muy desconcertada pensando en qué acertados y precisos son los consejos de una madre.
NANCY AGUILAR QUINTERO
Venezuela
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domingo, 19 de marzo de 2017

AMARGA SOLEDAD



Cuando te vas,
tú tan distante,
me quedo sola,
con mis ansias
reprimidas.
Y cuando vuelves
encuentras mi amor eterno
que con un beso
te dará la bienvenida.
Me quedo sola, amor,
con tu recuerdo
y mi tristeza,
que a la par, juntas,
son mis eternas
compañeras.
Algún día,
no muy lejano,
quizás comprenderás
mi gran amor por ti.
Algún día
Entre los muchos
que vendrán.
La tristeza será mi
compañera.
Algún día
Doblaran las campanas
Sintiendo pena
por un amor que murió
Y que  nunca volverá.
Nancy Aguilar Quintero

domingo, 19 de febrero de 2017

ADORMECIDA



Larissa caminaba descalza
por la desierta playa
de  arenas blanquecinas.

Miraba  el infinito
y sus grandes ojos negros
llenos de lluvia y angustia
solo veían la tristeza del ocaso
y el vaivén del oleaje.

Sintiendo aquellos
granos de arena
pequeñísimos penetrando
sus pies mojados
que le producían
una sensación indescriptible
entre desasosiego y paz.

No pensaba,
solo sentía la brisa
hiriéndole la cara
y el olor penetrante
a mar llenando
sus pulmones.

Recostó su cansado
y aletargado cuerpo
sobre una roca inmensa,
mientras el sol era apenas 
ya un pequeño
semicírculo ardiente
perdido en el horizonte.

Nancy Aguilar Quintero

Septiembre, 2011


MARGINADOS

  La primera vez que lo vi, tuve que mirarlo dos veces para saber si era niño o niña. Era tanta la confusión de su vestimenta unisex, un p...