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miércoles, 21 de febrero de 2018


SIN RUMBO



Alina caminaba desesperada por aquella calle solitaria. En aquella ciudad calurosa  había empezado a llover. Nunca entendió que habiendo un sol radiante casi siempre llovía. Tenía que llegar a tiempo de conseguir algo de alimentos. Y era que la situación ya era insoportable. De pronto vio a esa multitud harapienta y descarrilada. Iban sin rumbo fijo. Alguien la empujo y ella tropezó con una verja. Se sintió desamparada. Ella que se consideraba la criatura más hermosa y tierna de la tierra. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Solo atino a voltear la mirada. Vio como  los humanos se convertían en ejércitos feroces dispuestos a todo aunque después se arrepintieran de sus acciones hasta el final de sus días.
Nancy Aguilar Quintero

Delia Rosa y  sus 95 primaveras 



Eres la luz fulgurante
Del faro en la inmensidad.
Eres brisa mañanera
Que calma la tempestad.

Mujer muy culta  y tenaz
De virtudes sin igual
En tu largo recorrido
Por esos mundos de Dios.
Nos has dejado un legado
Que es toda una bendición.

Teniendo siempre a tu lado
A quien fue tu gran amor
Jesús Antonio, tu esposo
Ese si fue un gran señor.

Ya que juntos construyeron
Con esfuerzo y con tesón
Patrimonio  perdurable
De principios y de honor
Ocho hijos bien criados
Orgullo de vuestra unión.

En nuestra humilde morada
Acogedora y sencilla
Donde siempre al visitante
Se le dio abrigo y comida-

Hoy me siento  agradecida
Y  doy loas a mi Dios
De tenerte como madre,
¡Delia Rosa, Bendición!

Tu hija Nancy.
31- enero-2015



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