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lunes, 28 de septiembre de 2015


NUEVE POEMAS .(escritos en mis años juveniles)

Octavo poema
Aturdida,
incapaz de pronunciar
palabra,
con el pensamiento
detenido,
en un círculo constante.
¿Qué pienso?
No importa,
estoy anclada
en una angustia
sin salida.
Tengo miedo,
no puedo expresar
lo que anhelo.
Sola estoy, triste,
pesimista, sin coordinar
lo que deseo.
Pero luego recapacito
hay una luz,
radiante, cristalina,
que me inunda
el espíritu hasta las entrañas.
Tengo esperanza,
tengo fe.
                   
Noveno poema
¿Dónde estás mi amor?
Qué tiempo y espacio
nos separa.
Eres mío y siempre lo serás,
nos pertenecemos y
anhelo ver tu rostro iluminado,
tú eterna y mágica sonrisa.
¿Dónde  estás mi amor?
En la profundidad de lo infinito
nuestras almas sedientas
se reencuentran.
El pasado y el presente
pesan tanto.
El futuro es nuestro,
vamos volando
hacia ignotos horizontes,
donde la paz y la armonía
nos esperan ansiosas.




NUEVE POEMAS DEDICADOS A TI.(escritos en mis años juveniles)

Sexto poema
Te añoraba.
Hacía tiempo te añoraba.
No sé desde cuando,
pero te añoraba.
Y así, después de tantos
inviernos de soledad infinita
y de tibios veranos
sin sentir el amor.
Como quisiera estar contigo.
que el tiempo se hubiese
detenido herido
por la flecha calcinante
de esta pasión prohibida.
Mi corazón late
con fuerza cuando tu recuerdo
empaña  mi alma.                                                                                                                       
                              
Séptimo poema
Pensando en ti,
recordando un solo
instante continuado
sin interrupciones.
Pensando en ti,
en tu tierna sonrisa,
en ese no se que
tan atrayente.
¿Será pasión?
¿Será locura?
¡No lo sé!
Pensando en ti,
deseo amarte
sin trabas,
sin ataduras
solo amarte,
y alcanzar juntos
la cima de la eternidad,
pensando en ti.







NUEVE POEMAS DEDICADOS A TI.(escritos en mis años juveniles) 

Cuarto poema.
Cuando te vi
por vez primera
el amor surgió
y nos unió.
Sola estaba
más tú hiciste
que te amara.
Amor que perdura
con el tiempo
radiante luz
de mis anhelos.
Estoy sola, pensando en ti
continuamente
con esta angustia
que me roe el alma
y me entristece.
¿Porque ha de ser así?
me pregunto.
Tan juntos  y tan
separados a la vez.
Tan cerca y tan lejanos,
como el naufrago que
navegando a la deriva
ve la costa sin poder alcanzarla.

Quinto poema.
La ventana
hacia tiempo cerrada
se abrió de par en par.
Una brisa ardiente
inundó la estancia
y entró una luz maravillosa
distinta de las otras
cegando mis pupilas
con fuego abrasador.
Hacía tiempo te esperaba,
no sabía dónde estabas
ni que hacías,
pero te esperaba.
Sabía que algún día
llegarías, borrando
los amargos recuerdos
y llenando mi ser
de una nueva alegría.


LUNA ENAMORADA (este poema fue escrito el 27 de septiembre inspirandome en la Super Luna de ese día)

Yo le pregunte a la luna
que si estaba enamorada.
Ella me guiño los ojos
y se escondió muy turbada.
Turbadisima,
y quizás muy apenada,
tardó un instante en salir,
se había lavado la cara.
Estaba resplandeciente,
hermosa y tan bien plantada
con su faz muy luminosa
entre rojianaranjada,
sus hermanas las estrellas
la miraban asombradas
de verla tan pizpireta
tan coqueta y tan ufana
que no hizo falta saber
que si estaba
¡Locamente enamorada!
28-septiembre-2015

martes, 22 de septiembre de 2015


EL SUEÑO DE UN NIÑO



Todo aquel lio comenzó cuando Javier David leyó una revista sobre astronautas que por casualidad vio en el consultorio del odontólogo donde su madre lo llevó para su chequeo anual. Excelente estudiante y deportista, pertenecía al equipo de futbol del colegio, donde ostentaba la posición de arquero. Esa mañana lo que  vio en la revista le cambió su comportamiento por completo y ahora sus constantes charlas eran sobre astronautas y viajes espaciales. Tenía  afición a todo lo concerniente a la nueva tecnología y era el primero en poseer los juegos más novedosos y en conocer a la perfección el funcionamiento de los teléfonos celulares y equipos más modernos. El culpable de toda esta situación era su padre, Ingeniero en  Telecomunicaciones, quien hacía poco había comenzado a trabajar en una empresa de telefonía que le prestaba servicios al gobierno y siempre comentaba con su esposa Dalila el deseo que su hijo fuera a estudiar al exterior. Todas estas conversaciones, aunadas a los deseos de Javier David fueron internalizadas en su espíritu de niño y en su mente se forjó la imagen que desearía ser un astronauta famoso y viajar al espacio sideral. Veía programas en la televisión y leía libros todos relacionados con el tema de los viajes espaciales. Hasta sus profesores del colegio, donde estudiaba octavo grado, comenzaron seriamente a preocuparse ya que el niño en sus conversaciones solo hablaba de su sueño contando los días y los meses para  graduarse de bachiller y que sus padres lo enviaran a estudiar lo que él anhelaba. 
—Cuando sea grande y termine mi bachillerato, —decía Javier David– me iré a los Estados Unidos a estudiar para ser astronauta.
Sus padres, orgullosos de él por ser un niño tan buen estudiante, pensaron que quizás algún día sus sueños se hicieran realidad. Constantemente le preguntaba a su primo Daniel José cuánto costaría un viaje para los Estados Unidos.
—Mucho dinero, —decía su primo, –pero el asunto es quedarse a vivir allá, dicen que las universidades son muy costosas.
Por las tardes cuando regresaba de sus clases, se sentaba en el patio de su casa, debajo de un frondoso árbol de mango, a pensar en su futuro y la manera de conseguir el dinero para irse a vivir y estudiar en el exterior. Dalila lo observaba  con preocupación, pensando en la obsesión de su único hijo y como conseguirían el dinero suficiente para cumplir sus deseos. Sus vecinas y amigas trataban de animarla, diciéndole que como Javier David era tan buen estudiante, quizás el gobierno o una empresa privada le otorgaran una beca y ella les refutaba que aquí en este país no realizan esos viajes espaciales por lo cual sería ilógica e innecesaria una ayuda para ese tipo de estudios. Se sentía culpable y responsable  de esta disparatada idea de su hijo por consentirlo mucho.  Si desde un principio  lo hubiese reprendido enérgicamente y no dejarle ver  tanta televisión ni Internet quizás esa idea se le hubiese quitado de la cabeza. Ella misma al principio le decía como el refrán popular “que más hace el que quiere que el que puede” y algún día tendríamos un astronauta en la familia. Como lamentaba todo esto al observar el comportamiento retraído de Javier David que ya casi no hablaba con familiares ni amigos, solo pensando en su futuro. Una tarde, al regresar del colegio, su mamá le sirvió la merienda y después se fue al patio, como era su costumbre y se sentó debajo del árbol de mango a reposar un rato antes de cenar y hacer las tareas. Se imaginó vestido de astronauta tripulando una nave espacial. Saldría en todos los periódicos y las televisoras del mundo. ¡El primer venezolano en viajar al espacio exterior! ¡Sería famoso!  Todos desearían entrevistarlo.
—Astronauta Javier David Pérez,  —¿Que sintió al pisar por primera vez el planeta Licifedad?
Estos eran los pensamientos de Javier David  cuando de pronto vio un punto luminoso en el cielo, como una estrella muy brillante, que hacía mucho ruido y se acercaba a gran velocidad en dirección al lugar donde él estaba. A medida que se acercaba vio que se trataba de una nave en forma circular, con una cúpula con numerosas ventanillas de las cuales salían luces muy potentes, de diversos colores que iluminaron todo el patio. Javier David sintió un poco de miedo pero a la vez mucha curiosidad. De pronto la nave se posó sobre la arena, se abrió una puerta y a través de  una escalerilla, bajaron dos criaturas diminutas de color rojizo pálido, parecidas a los humanos, que se acercaron a él.
—Nos hemos enterado que quieres visitar nuestro planeta, —le dijo el que parecía ser el jefe de la nave.
—Sí, ese ha sido mi sueño desde hace tiempo, —contesto Javier David
—A través de ondas ultra sensoriales tus pensamientos han llegado ante nosotros y hemos venido a buscarte para que conozcas nuestro mundo.
—Eso sería maravilloso, —dijo Javier David, —¿y cómo se llaman ustedes?
—Yo me llamo Roam, —dijo el jefe,  —y mi compañero Dadbon. —Conocemos tu idioma, ya que en nuestro planeta la ciencia está muy adelantada.
Javier David los siguió en silencio, y con un poco de temor y desconfianza. Pero su curiosidad rebasaba su miedo. Adentro de la nave, le dieron una ropa especial para que se fuera adaptando a la atmósfera de Licifedad. Se escuchó un ruido ensordecedor y la nave despegó. Durante el recorrido, ellos conversaron con Javier sobre sus costumbres y leyes. Era tal la velocidad de la nave, que al poco rato ya estaban en el planeta Licifedad. Lo que vio lo dejo maravillado. Todos los habitantes eran muy amables, no peleaban ni gritaban. Todo lo compartían. Allí no había guerras y se sentía una paz y felicidad total. No había países pobres ni ricos. Se respetaban entre si y vivían en paz y armonía. Tenían bellas y espaciosas viviendas, se vestían muy bien y los alimentos eran abundantes. Existían grandes parques, con árboles hermosos y frondosos  con toda clase de diversión. Todas las personas tenían un trabajo gratificante. No se veían por las calles  pordioseros, ni mendigos ni animales desprotegidos. Y todos los niños asistían  a la escuela.
—¡Qué mundo tan hermoso y ordenado! —exclamo Javier David…—si la Tierra llegara a ser así.
—Ese día pronto llegará, —le dijo Dadbon, cuando los terrícolas dejen de pelear entre si y comprendan que solo el amor a Dios y a nuestro  prójimo puede traer la verdadera felicidad y paz.
Roam intervino y dijo, —No te preocupes, ya está próximo el día que en la Tierra se acabarán las guerras y odios de hermanos contra hermanos. Los terrícolas tienen que comprender que la mayor felicidad es la que se comparte y que el odio y la guerra no resuelven ningún problema. Te hemos escogido a ti para que lleves este mensaje a la Tierra y cuentes lo que has visto.
—¡Qué bello es este mundo! —dijo Javier —cuando lo cuente no lo creerán.
Por supuesto que te van a creer —dijo Dadbon,  —ya verás que sí.
—¡Que lástima que tenga que irme y abandonar este mundo tan perfecto! —exclamó Javier,… —pero tengo que regresar con los míos.
—Javier, despierta que te has quedado dormido y estabas hablando en sueños,  —levántate, que tienes que hacer las tareas.
Javier se levantó sobresaltado, al oír la voz de su mamá y se dirigió a su casa pensando si contarle a la familia su maravilloso sueño sin que se burlaran de él. Mientras tanto, detrás del árbol de mango, dos seres diminutos de color rojizo sonreían.
Nancy Aguilar Quintero
Maracaibo, abril 2010



lunes, 21 de septiembre de 2015


ENCUENTRO (microrrelato)


Estaba Elisa  sentada en aquella banca del parque como casi  todos los martes a las tres de la tarde, absorta en sus propios pensamientos cuando de pronto sintió un calor sofocante y mucha sed. Miro alrededor y enfrente, pasando la camineria vio un kiosco donde vendían jugos y refrescos, a esa hora comenzaba a llegar algunos jóvenes a trotar, caminar y andar en bicicletas. Los martes era un día muy especial para ella ya que salía más temprano de su trabajo Su jefe, un médico obstetra muy prominente de aquella ciudad, salía de su consulta a esa hora, ya que realizaba alguna diligencia muy personal, a la cual nunca faltaba y era un secreto muy bien guardado.  Atravesó la pequeña  calzada para comprar una bebida que le quitara la sed y la refrescara un poco. Comenzó a caminar para despejar un poco la mente y la preocupación que le producía su madre, cada día más enferma y ella como hija única, muchas veces  se sentía cansada e incapaz de manejar la situación, porque  aunque la amaba profundamente, no tenía quien la cuidara cuando ella se encontraba en el trabajo.  Y allí parada al lado de un frondoso árbol, como protegiéndose del sol inclemente estaba aquella mujer que la miraba insistentemente como si la conociera. De contextura muy delgada, cabello largo castaño y vestida toda de blanco. Sus facciones eran verdaderamente muy bellas. Siguió caminado un trecho y volteó por curiosidad pero ya no la vio más. Quizás la conocía y no se acordaba. Al llegar a su casa, su mamá le comentó que Débora su amiga de la infancia la había visitado  y habían recordado viejos tiempos. Su madre desvariaba e inventaba cada historia. Débora se había extraviado cuando tenía nueve años y nunca la encontraron. Fue un acontecimiento que afecto profundamente a todos los habitantes del pueblo donde vivían. Su madre siempre decía que cuando apareciera la identificarían porque ella estaba vestida de blanco.
Nancy Aguilar Quintero



PRIMER DÍA DE COLEGIO. (microrrelato)
Para Amir, su primer día de clase, el que había esperado con tanta ilusión, se derrumbó como castillo de naipes. Su mamá la noche anterior le dijo, que  irían temprano al mercado ya que tenían que hacer la cola para adquirir los alimentos. Ese día odio al Presidente y a su mamá por obligarlo. Que desilusión. La razón: no sería el primero en hacer amistad con Amatista, la niña nueva del 4 grado. Sus compañeros le tomarían la delantera, ya no sería lo mismo. Quedaría rezagado, de seguro ni siquiera lo incluirían en algún grupo.

jueves, 17 de septiembre de 2015

DELIA ROSA Y SUS NOVENTA

En el Universo entero
existe una flor hermosa.
Ella es mi madre querida
y se llama Delia Rosa.

Y se llama Delia Rosa
que nombre tan imponente,
tus hijos, nietos, bisnietos
te respetamos fielmente.

Te respetamos fielmente
porque tú te lo mereces,
te has ganado ese sitial
Con esfuerzo permante.

Con esfuerzo permanente
Nos criaste, madre amada,
con principios religiosos
¡Qué vida tan abnegada!

Qué vida tan abnegada
junto a mi padre querido
criaste a tus ocho hijos
con cariño merecido.

Con cariño merecido
hoy celebras tus noventa,
que Dios te bendiga, madre,
junto a tus hijos queridos.

31-enero-2010

MARGINADOS

  La primera vez que lo vi, tuve que mirarlo dos veces para saber si era niño o niña. Era tanta la confusión de su vestimenta unisex, un p...