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sábado, 19 de diciembre de 2015

SOPHIA VIRGINIA(en su primer año)

Ya creció mi princesita
llegó a su primer añito,
ya dice papá y mamá,
Chachi, Yoleida, teté
y otras palabritas más.

Mira la televisión,
baila, canta, sonríe mucho,
que niña tan primorosa,
ya quiere comer solita.
¡Que bella es mi princesita!

Con sus ojos vivarachos
y encantadora sonrisa
camina ya muy de prisa
y habla más que una “lorita”.

No me canso de mirarla
y agradecerle a mi Dios
por bendición tan grandiosa,
de tenerla a nuestro lado
¡Que dicha maravillosa!

Maracaibo, 06/03/2011
Chachi, tu abuela paterna


domingo, 29 de noviembre de 2015

Delia Rosa y  sus 95 primaveras

Eres la luz fulgurante
Del faro en la inmensidad.
Eres brisa mañanera
Que calma la tempestad.

Mujer muy culta  y tenaz
De virtudes sin igual
En tu largo recorrido
Por esos mundos de Dios.
Nos has dejado un legado    
Que es toda una bendición.

Teniendo siempre a tu lado
A quien fue tu gran amor
Jesús Antonio, tu esposo
Ese si fue un gran señor.

Ya que juntos construyeron
Con esfuerzo y con tesón
Patrimonio  perdurable
De principios y de honor
Ocho hijos bien criados
Orgullo de vuestra unión.

En nuestra humilde morada
Acogedora y sencilla
Donde siempre al visitante
Se le dio abrigo y comida-

Hoy me siento  agradecida
Y  doy loas a mi Dios
De tenerte como madre
¡Delia Rosa, Bendición!

Tu hija Nancy.
31 de  enero de 2015



                         

lunes, 23 de noviembre de 2015


REENCUENTRO

Aquella mañana primaveral los periódicos de esa capital hermosa y fascinante narraban casi todos en primera plana un aconteciendo que quizás nunca debió ocurrir. Todo comenzó hacia como una década, cuando ya el maquillaje y los ejercicios  no tapaban lo que el tiempo en su  crueldad dejaba aflorar con beneplácito y con cierta ironía en aquel bello rostro y cuerpo como no se había visto en mucho tiempo. Como todas las tardes Amelie se sentaba solitaria en aquel café que le traía no pocos recuerdos de cuando era feliz, codiciada y aplaudida por todos. Ella miraba absorta a las personas que por allí pasaban, con una taza de capuchino y un croissant que  el mesero le servía cada día. Era casi un ritual.  Las vicisitudes de la vida, habían comenzado a dejar su huella y Amelie  no supo en que momento había comenzado esa soledad que le corroía el alma y el pensamiento. Y es que la soledad no solo se lleva  por que no tienes compañía sino por todas  las circunstancias que acarrean a ella. Todos los que en algún momento reparaban en ella y la recordaban veían en su rostro lo que su alma gritaba, pero nadie la escuchaba. A veces pasaban jóvenes que  la miraban y cuchicheaban entre si y ella veía como se sonreían con un gesto ente lastima y asombro a la vez. No en vano fue la actriz de teatro más solicitada  y admirada de toda la ciudad. Hacía tiempo que sus amigos se habían marchado. Solo Carmen, la señora que se encargó por años de vestirla y cambiarle los trajes en el teatro, envejecida ahora como ella, la visitaba eventualmente más por solidaridad y caridad hacia ella que por amistad. Amelie se lo agradecía en lo más profundo de su corazón. Al menos alguien se preocupaba de ella. Por las noches se sentía triste y desamparada. Figuras fantasmagóricas de antiguos pretendientes y admiradores la visitaban algunas veces en la fría habitación de aquel hotelucho, donde era una huésped permanente y donde los dueños le tenían cierta consideración y respeto ya que fueron asiduos visitantes de sus presentaciones en aquel teatro que ya hacía tiempo había desaparecido y hoy era un monumento más a la desidia y al abandono. Los pensamientos se agolpaban en su cabeza y no conseguía el hilo de regreso para constatar en que momento comenzó su decadencia. Y es que los humanos somos ingratos, cuando estamos en la cúspide son todo amores y alabanzas y cuando caemos ni siquiera nos saludan si por casualidad nos tropezamos en la calle. Una tarde llego al café un poco más temprano y en el preciso momento que iba a ordenar, la vio pasar. Al principio no la reconoció totalmente. Estaba cambiada y hasta tenía una sonrisa  en su hermoso rostro. Estaba totalmente rejuvenecida que al principio le costó reconocerla. No le dio mucha importancia pensando que eran ideas suyas. Al otro día llegó con la pensamiento fijo de verla otra vez. Pero ese día no paso. Las tardes se hicieron eternas. Su rostro adquirió de pronto una placidez encantadora.  Una angustia y ansiedad le oprimía el pecho. Deseaba verla otra vez. Y así pasaron varios días, hasta que llegó el momento anhelado. Allí venia ella. Que radiante estaba, con ese vestido floreado, uno de sus preferidos y ese sombrero llamativo que todas las miradas voltearon para verla. Allí estaba ahora, si preciosa y hermosa como siempre. Ya nunca más volvería a estar sola. En un impulso la llamo y ella volteando le obsequio su más tierna y encantadora sonrisa. Sus miradas se abrazaron al reconocerse. Cuanto había esperado ese momento crucial. Ahora las penas y sinsabores de los últimos años desaparecieron. Su esencia estaba allí. Ya nadie la miraría de reojo y disimularían al verla. Tardó unos segundos en reaccionar y comprender lo que pasaba. Allí estaba ella. Hermosísima. Se levantó de la silla y camino presurosa hasta alcanzarla. Ya nunca más se separarían. Al otro día cuando los periódicos reseñaron la noticia muchos no podían creerlo. Una de las actrices de teatro más famosa de todos los tiempos aparentemente se había suicidado lanzándose de unos de los puentes del rio. Pero eso no fue lo que más asombro y consterno a los habitantes de aquella ciudad. Varios testigos aseguraron a las autoridades que vieron a dos personas lanzarse. Dos mujeres. Una anciana y una joven. Parecían madre e hija por su gran parecido. Pero aun algo más misterioso y que nunca se supo con certeza. La que parecía más anciana vestía ropa de actualidad y la más joven llevaba un atuendo sacada de una revista de moda de hace muchos años. Un verdadero misterio.

Nancy Aguilar Quintero
27 de mayo de 2015




LOS SEIS MESES DE SOPHIA VIRGINIA

En tus primeros seis meses
mi adorada princesita
ya no es tan menudita
como el día en que nació.
Ahora está muy grandota,
avispada y hermosota,
tremenda y tan vivaz,
con sus padres orgullosos
pendiente siempre de ella,
porque es la consentida
de abuelas, tías y primos
y toda su parentela.

Tu abuela Chachi

06/09/2010       
                               

jueves, 19 de noviembre de 2015



MI CASA

Mi casa, mi hogar
espaciosa y luminosa
arrullada con  risas
infantiles y seniles.
Recuerdos gratos
de aposentos blancos
con aromas de  mangos
y lechosas,
a café recién colado.
Mi infancia, anhelante
siempre de utopías
inverosímiles.
Y mi juventud
recordada
en los ojos grandes
y hermosos de mi madre.
Siempre presente  
en mis vigilias y sueños,
de imágenes recurrentes,
eres refugio y  abrigo
y mi fiel reposo eterno.
       
Maracaibo, abril 2003


jueves, 5 de noviembre de 2015

DELIA ROSA Y SUS NOVENTA Y CUATRO

De recia estirpe es mi madre
fuerte y tenaz como el roble,
sigue en pie cual Reina altiva
y bendiciendo a su prole.

De fina estampa es mi madre
carismática y valiente,
ha sorteado vendavales
con su espíritu creyente.

Honesta, clara y veraz
de carácter aguerrido,
generosa y luchadora
recorrió muchos caminos.

Las tormentas de la vida
no detuvieron su paso
junto a sus seres queridos,
junto a sus hijos, su esposo
en nuestro hogar tan humilde,
donde no había riquezas
pero comida abundante
nunca falto en nuestra mesa.

Hoy yo me siento orgullosa
y bendecida además
de tenerla a nuestro lado
Madre y mujer sin igual.

31-enero-2014

miércoles, 4 de noviembre de 2015

DELIA ROSA Y SUS NOVENTA Y TRES

De mirada inquisitiva
y de porte señorial
tiene mi madre querida
su puesto en un pedestal.

De su lejano terruño
conserva intacto el recuerdo
de su memoria ancestral,
de su infancia, sus hermanos,
de su entorno  singular.

Comprensiva y generosa
de una altivez sin igual
tiene unida a su familia
con su ejemplo espiritual.

Eres grande madre amada
hoy aún cumples  tu misión
de vernos a todos felices
con tu magna bendición.
31-enero-2013


martes, 3 de noviembre de 2015

NINA 
(Mi gatita partió al puente del Arco Iris al amanecer del  25 de noviembre de 2013, me dejo cuatro  días antes de mi cumpleaños… ¡como la extraño!


Hoy es un día triste. Amaneció muerta mi gatita Nina. Ha sido más de un mes en este tormento. Se enfermó de pronto. Comenzó cojeando y pensé que alguien me la había golpeado o que se habría caído. Como ya tenía once años para ser más exactos...pensé que eran achaques propios  de su edad. Llegó a nuestra vida muy chiquitita, apenas tendría una o dos semanas de nacida. Cuando comenzaron los primeros síntomas de su enfermedad la lleve primero a una veterinaria la cual me la remitió a un  hospital para hacerle una ecograma que me diera un diagnostico más veraz. Le tomaron muestras de sangre, la hidrataron. Estuvo dos días hospitalizada. Pero continuo malita. Se le hizo el ecograma  arrojando un tumor en una mama, metástasis del hígado y los pulmones. No sé que pudo pasar. Pero así es la vida. Tantos cuidados y atenciones y se enfermo de un día para otro. Lo note cuando de pronto ya no me atendía como antes a mi silbido. Dejo de comer. Allí si me preocupe seriamente. Tan bella mi gata, nunca tuvo un quejido durante su enfermedad. Solo me miraba fijamente con sus ojitos tristes como despidiéndose. Bueno ya no estará más con nosotros. No la regañaremos por subirse a los muebles ni por aruñar los marcos de las  puertas. No estará detrás de la puerta cuando lleguemos. Ella formo  parte de nuestras vidas. Ya su “espíritu de grupo” decidió llamarla. Llego a mí porque así lo tenía dispuesto nuestro Creador. Como se dice en Metafísica, los animales son nuestros “hermanitos menores” a quienes debemos cuidar, darles atención y cariño. Nunca maltratarlos. Nadie llega a tu vida por casualidad, sino por causalidad. Algo tenía que cumplirse aquí. Ella estuvo todo estos años conmigo para que  la cuidara y fue mi compañerita a la que le hablaba como si fuera una persona. Hay quienes piensan que son ángeles en la tierra y yo comparto esa opinión. Siempre a mi lado. No me desamparaba. Si estaba leyendo o en la compu, ella echada a mis pies, jugando con mis sandalias.  Cuando viaje y me ausenté  por días casi no comía, sé que me extrañaba. Cuando la traje del hospital, en la madrugada a las cuatro y media comenzó a aruñar la puerta para que la dejara entrar a mi cuarto. Siempre conmigo.  A pesar que fue muy “bravita” la quisimos mucho. Todos en la casa tenemos una historia que contar de ella. Mi correo, mi twitter, mis claves siempre aparecía su nombre. Gracias mi amor por acompañarme y recorrer juntas  este camino todo este tiempo,…te voy a extrañar y siempre estarás presente en mi corazón...
Maracaibo, 25 de noviembre de 2013




lunes, 26 de octubre de 2015

NOSTALGIA

Mi pensamiento vuela
y se pierde en la bruma
del recuerdo.
Conciliar el presente
y el pasado ahogando las penas,
alegrías y tristezas,
dentro de un futuro incierto.
Clamando, buscando
esa esperanza que creíamos
perdida, pero que nunca se fue.
Esta allí todavía,
alimentándose de vivencias.
Pero detente, no te enfades,
deja que la vida fluya,
como el agua apacible
entre las rocas, como la
brisa que le susurra al oído
esas palabras preciosas
de mundos desconocidos,
ignotos, en un constante presente
dentro de mi pensamiento.
Marzo, 2010




domingo, 25 de octubre de 2015

REMEMBRANZA

Aquel personaje
de mi infancia lejos
con saco raído,
verde y harapiento
que va por la calle
contando mil cuentos
de cuando hace mucho
otrora en el tiempo
viajo por los mares,
conoció mil puertos,
y un amor recuerda
que con saña y furia
 un puñal certero
le clavo en el pecho.

Aquel personaje
triste y macilento
de mis sueños puros,
infantiles, tiernos,
fue el terror por años
que agitaba el pecho
 con solo mirarlo
aunque sea de lejos.

Un día en la plaza
con otros chiquillos
correteando alegres
por la amplia calzada
hasta caer exhaustos
en el amplio suelo,
tropecé con algo
que mal no recuerdo,
cuando siento que alguien
fornido y atento
me levanta al vuelo
sin que pueda yo
resistirme al hecho.

Lanzo un grito,
que más parecía
un aullido, un lamento.
Siento en mi mejilla
un beso muy tierno
y con una mano
me acaricia el pelo.

Cierro mis ojitos
y a la Virgencita
me encomiendo presto,
y cuando los abro
veo en aquel rostro
arrugado y viejo
dos lagrimas gruesas
que le van cayendo
y un sollozo agudo
le salía del pecho.
nancy aguilar quintero
Febrero 2014
foto: sebastian wussow



martes, 20 de octubre de 2015


DELIA ROSA Y SUS NOVENTA Y DOS

Has trazado con tu andar
diligente y elegante
unas huellas imborrables
que  en el tiempo han perdurado
Intuitiva y perspicaz
has recorrido un gran trecho
has luchado con la vida
con una fe inquebrantable
¡Bendición madre querida!

Sin desviarte del camino
diste todo por tu hogar
por tus padres, por tus hijos
luchando a brazo partido
junto a  tu esposo querido
Sinsabores y tristezas,
alegrías y sonrisas
hoy tienes tu recompensa
de ver tu familia unida
luchando como tú hiciste
¡Bendición madre querida!

Hoy cumples noventa y dos
y nuestro orgullo es tan grande,
que  clamamos con amor,
con ternura y  devoción,
pidiéndote Delia Rosa
que  nos des tu bendición.

Maracaibo, 31 de enero de 2012


viernes, 9 de octubre de 2015


BIENVENIDA SOPHIA VIRGINIA(acrostico a mi nieta)

Soberana princesita
Orgullo de tu papá
Prenda adorada de mami
Hermosa eres sin igual
Inquieta y muy menudita
Amada por tu abuelita, que
Viéndote tan preciosa,
Inteligente y graciosa
Radiante como una luz, le da
Gracias al Creador y le pide con fervor
Infinitas bendiciones por
Nacer en este hogar y en este
Instante bendito y pide a los
Angelitos su protección sin parar.

Maracaibo, 06/03/2010


jueves, 8 de octubre de 2015

MARGINADOS

Abel José nació no sé qué día de un mes cualquiera. Cuando lo vi por primera vez, tuve que mirarlo dos veces para saber si era niño o niña. Era tanta la confusión con su vestimenta “unisex”, un pantaloncito corto azul y una franelita muy desteñida. Estaba parado al lado de la ventanilla de mi auto y me miraba con sus inmensos ojos grises y su carita sucia, muy sucia y su cabello corto enmarañado. Lo mire con lastima, saque una moneda y la puse en su mano rápidamente con temor a que me contagiara. Apenas escuche un “gracias señorita”. Después pensé, ¿de qué me podría contagiar? porque en verdad no parecía enfermo. Si contara esto a mis amistades y compañeros de trabajo, no lo creerían. Yo tan mundana, tan ejecutiva, que solo me importaba lo mio, debo confesar que esa mirada y esa voz me turbaron. Como pasaba siempre por esa esquina, un día me sincere conmigo misma. Quería verlo de nuevo. Muchas veces el sonido de la bocina del auto de atrás me avisaba del cambio de luz del semáforo. Era como si un impulso, un anhelo que no comprendía, me decía que lo buscara. Después de varios días, por fin lo vi. Estaba parado al lado de una muchacha con un niño de meses en los brazos. Era muy joven y estaba tan sucia como él. Tome la decisión de hablarles, de preguntarles cosas, de porque estaban allí y el niño porque no asistía a la escuela. Busque un lugar donde estacionarme y me baje del auto apresuradamente. Cuando me acerque, la muchacha me miro con extrañeza, como quien mira  a un fantasma. Bueno allí comenzó mi interrogatorio. Primero le pregunte tonterías  para que no desconfiara. Me dijo que tenía veinticuatro años y el niño ocho. Nunca más vio al padre. Victima ella misma de la gran tragedia social que afecta a gran parte de la sociedad, quedo huérfana muy pequeña, quedando al cuidado de una tía paterna y gruñona y un tío abusivo y borracho que la maltrataba. Nunca fue  a la escuela. Se crió prácticamente en la calle, donde la sobrevivencia y buscar un bocado de comida es la prioridad fundamental,  sin importar los medios que para ello se requiera. Cuando quedó embarazada su tía la botó de la casa. Con un niño no había cabida para ella allí. Desde ese momento su calvario se agudizó aun más. Después que el niño nació se fue a vivir con una señora que conoció en el hospital donde dio a luz. Era un ranchito, en una invasión, muy lejos del centro de la ciudad. Poco a poco se fue convirtiendo en una indigente, en una pordiosera pidiéndole dinero a cualquiera. Le mire la cara y vi sus ojos brillantes. Sé que le daba vergüenza llorar. Casi teníamos la  misma edad. Se llamaba Lucia. Le pregunté por el otro niño, -el que tenía en los brazos- y me dijo que no era suyo, que se lo prestaba una vecina para que se rebuscara y compartiera con ella lo que conseguía. -¡No ve que cuando a una la ven con un bebe casi siempre le dan algo! ¡Dios mio!-pensé- de cuantas tonterías nos quejamos, de los zapatos que no podemos comprar, de adquirir el último modelo de móvil, y de tantas otras cosas. Ahora la que tenía un nudo en la garganta y a punto de llorar era yo. Como puede alguien vivir así, bueno esto no es vida, es una tortura, un castigo muy grande. Le di algo de dinero y le prometí ayudarla.  Me dijo que siempre estaba por allí, pero moviéndose ya que el policía de la esquina la regañaba y le decía que no estorbara el paso de los vehículos. Y  así religiosamente todos los días ella me esperaba, casi nos hicimos amigas. En el corto intervalo de espera del semáforo, me contó muchas cosas, de sus vivencias. El sufrimiento que reflejaba su rostro me partía el alma. Me dijo que le hubiese gustado ser maestra. Antes de llegar le compraba pan, galletas y alguna que otra chuchería para Abel José. Le insinué de la manera más diplomática que pude, que se aseara un poco, era muy bonita y no merecía estar en esas condiciones. Dijo que en el ranchito donde vivía no había agua, tenían que comprarla y era muy cara. Me encariñe con el niño y hasta lo comenté en el trabajo. Era tanta la atracción hacia él, que mis compañeros me jugaban bromas y me decían que tuviera mis propios hijos. Transcurrido un tiempo, una mañana al llegar al semáforo no los vi. Los busque insistentemente con la mirada y no estaban. Les habrá pasado algo-pensé-. No me dio tiempo de preguntar, cambio la luz y tuve que seguir. Pase todo el día nerviosa y malhumorada. Al otro día lo mismo. No estaban. Empezaba seriamente a preocuparme. A los tres días estacioné  el auto más adelante, donde pude. Me acerque al policía y le pregunte por Lucia y el niño. No sabía dónde estaban. Pero me comentó que una patrulla pasó por allí y los agentes le dijeron que se quitara del semáforo sino la pondrían presa. Ya han pasado seis meses que no los veo. Sigo pasando todos los días por allí y miro a los lados con la esperanza de encontrarlos. Pienso que habrá sido de ellos, donde estarán  y siento un dolor punzante y una gran angustia en mi corazón.
Marzo, 2011


  

MARGINADOS

  La primera vez que lo vi, tuve que mirarlo dos veces para saber si era niño o niña. Era tanta la confusión de su vestimenta unisex, un p...