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jueves, 26 de mayo de 2022

CANSANCIO




Era un martes frío y luminoso de septiembre y los relojes daban las diecisiete horas cuando sentí unos golpes fuertes en mi puerta. Me había quedado dormida en el sofá, hambrienta y cansada. Apenas llegué de mi jornada laboral que comenzaba a las seis de la mañana. Con
temor y muy despacio me acerqué a la puerta y con voz trémula pregunté–¿Quién es? Una voz dulce y con cierta timidez me respondió–Uber Eats. ¡Qué cabeza la mía!... olvidé por completo que había pedido el almuerzo. 

Nancy Aguilar Quintero

Santiago de Chile, septiembre 2021 

 

A LAS CUATRO EN PUNTO


#microrrelato #minificcion

Cora acostumbraba asomarse a las cuatro en punto de la tarde a la terraza del apartamento donde residía desde hacía un año. Siempre saboreando un delicioso café. Observaba su entorno con una minuciosidad precisa y detallada. Sus pensamientos volaban veloces sin que nadie los detuviera, hacia lugares lejanos en el tiempo y espacio, atesorados en su memoria. De pronto su mirada se posó en la figura escuálida y maltrecha de aquella anciana que caminaba muy lento, vestía un traje harapiento, pero limpio y un sombrero que a luces se veía que había pasado muchos inviernos. Acompañada de sus perros, fieles guardianes de sus penas y tristezas. Cabizbaja y de pasos lentos, trataba de pasar desapercibida. Agarrando fuerte la cadena de sus acompañantes y de una carretilla semejante a la que usan en los supermercados, atestadas de bolsas y otros enseres en orden y acomodados. ¡Qué historia tan terrible se escondería detrás de aquella encorvada y cansada espalda! ¡Qué pasado tormentoso la llevaría a esa condición deplorable! Únicamente ella lo sabría. De pronto la anciana alzó la vista que de manera continua fijaba al suelo, en el preciso momento que Cora la observaba, un instante fugaz, pasado y presente, en que ambas se miraron como interrogándose. Cora vio una lágrima en aquel rostro arrugado y curtido por el tiempo. La anciana siguió su camino como todas las tardes, perdida y ausente entre la multitud del bulevar.

Nancy Aguilar Quintero

Ciudad de Panamá, 16 de julio de 2015

 

martes, 24 de mayo de 2022

ACERTADA RESPUESTA




Le pregunté a una estrella:

–¿Cómo salgo de esta oscuridad?

Su respuesta fue breve y concisa:

–¡Solo tienes que brillar!

Nancy Aguilar Quintero

Santiago de Chile, noviembre 2020

#minificcion #minirrelato

lunes, 23 de mayo de 2022

DESILUSIÓN EN LA LIBRERIA

 


#relatocorto #microrrelato

 Hacía días quería entrar a esa librería. Mirar los libros a través de la vitrina e imaginarme la magia dentro de ellos despertaba en mí ansías incontrolables de sumergirme y perderme en el interior de sus páginas. Siempre apurada de ida y regreso al trabajo y una madre controladora de quién me costaba esfuerzo despegarme.

–Otra vez en las nubes, Alicia...–se te olvidó de nuevo comprar el pan y la leche, –eran sus palabras de bienvenida.

Pero ese día decidí entrar, desoyendo la cantaleta de mi madre:

–No llegues tarde, ten cuidado por esas calles, hay ladrones, carteristas, asaltantes y tú tan distraída como de costumbre.

“¡Dios! ¡Qué vida la mía con esta madre tan autoritaria! ¿Podría algún día romper ese lazo? Siempre he creído en las conexiones mentales. ¿Que causa pudo haber en él para desear el mismo libro que yo estaba buscando?”

Fue un momento mágico, mi cabeza flotaba en una nube, y un temblor recorrió todo mi cuerpo, ya iba a intentar decirle una palabra, algo que nos pudiera unir, ahora o en el futuro. ¡Yo qué sé! Pero la realidad, en su más nefasta crueldad, me trajo de nuevo a tierra, cuando escuché esa voz detrás de nosotros

—¿Mi amor por fin conseguiste el libro?

Volteé rápido... y allí estaba esa rubia con incandescentes ojos azules y una mini muy corta, abrazando por la espalda a mi breve amor platónico.

Nancy Aguilar Quintero.

Santiago de Chile, abril 2021

 

 


jueves, 19 de mayo de 2022

CRUEL OLVIDO

#microrrelato #microficcion

Decidí borrar aquel día de Halloween que dejó heridas profundas en mi mente y llamaradas en mi corazón. Lo eliminé con la crueldad de la indiferencia para que nunca se le ocurriera hacer de las suyas.  Aquellas travesuras nada inocentes que el tiempo y el desencuentro transformó en pesadillas. Llegó el momento de decir: ¡No más, hasta aquí llegó mi desencanto! Y allí está, enterrado en lo profundo de mi jardín, olvidado para siempre.

Nancy Aguilar Quintero. Los Angeles, Biobío, Chile

EL ESTANQUE

 

 #microrrelato #cuentocorto

En las noches de luna llena, Beatriz se acercaba al estanque de nenúfares que quedaba al fondo de su casa, y recordaba con dolor y tristeza el día que lo perdió. Las flores parecían comprenderla y se mostraban en todo su esplendor tratando de darle ánimos a su espíritu abatido. Las nubes ocultaron por un instante a la luna, pero de inmediato salió luciendo su más brillante esplendor. Y allí al otro lado del estanque, Beatriz vio con claridad y alegría a su amado que la saludaba enviándole un beso con la mano.

Nancy Aguilar Quintero.

Los Ángeles, Región de Biobío, Chile.  Viernes, 13-05-2022

 


miércoles, 18 de mayo de 2022

LÓBREGA NOCHE


 #cuentodemisterio #microrrelato

Ni yo mismo sé lo que pasó en esa carretera aquella noche de tormenta. Todo fue tan confuso. Llovía a cántaros e iba despacio por lo resbaladizo del asfalto. Me distraje un momento, al querer cambiar la emisora y solo vi algo borroso a mi lado. Reduje la velocidad y ahí me di cuenta de las personas que me habían hecho señas para que me detuviera. Apenas pude divisarlas, la torrencial lluvia impedía la visibilidad. Eran madre e hija. La chica tendría a lo sumo veinticinco años y a la niña le calculé unos cinco. Estaban emparamadas a la vera del camino.

—¿Qué estarán haciendo a estas horas aquí, y con este aguacero? –fueron mis primeros pensamientos.

Me dijo que la acercara a la estación de servicio más cercana, que había un motel donde pasaría la noche. Era enfermera, y su auto se averió varios kilómetros atrás. Caminó, pero sin suerte, nadie de los que pasaron se detuvieron a auxiliarla, —Que indolentes somos los humanos a veces. Apenas susurró algunas palabras, la niña nunca habló. En una curva, un frenazo, el terreno resbaloso, una luz enfrente me cegó por completo. Perdí el conocimiento y el auto se fue por una cuneta. Nadie cree lo que digo, me toman por loco, que el golpe en la cabeza me dejó atontado. Se ríen cuando les cuento que, desperté en el cementerio, al día siguiente, encima de dos tumbas humildes, rodeada de flores y yerbas silvestres. Y el epitafio… Madre e hija, fallecidas en otra noche de tormenta cuando su pequeño auto volcó por la carretera. Cosas del destino. Me tenía que pasar a mí.

Nancy Aguilar Quintero

Santiago de Chile

Relato publicado en EL NARRATORIO - ANTOLOGÍA LITERARIA DIGITAL, noviembre 2018. SUPLEMENTO #loquepasodespues

 

MARGINADOS

  La primera vez que lo vi, tuve que mirarlo dos veces para saber si era niño o niña. Era tanta la confusión de su vestimenta unisex, un p...